EJERCICIO FÍSICO Y SALUD
BENEFICIOS DEL EJERCICIO FÍSICO
Practicar ejercicio físico de forma continuada tiene múltiples beneficios
en tu organismo. Conoce algunos de estos beneficios:
- Todos los aparatos y sistemas corporales se benefician de la
realización de ejercicio físico, todos mejoran su funcionamiento.
Por ejemplo: El corazón late más fuerte, el intercambio gaseoso en los
pulmones se facilita, los músculos son más resistentes, se estimula el
crecimiento de los huesos, ...
- Mejoras tus habilidades
motrices, tus
cualidades físicas, tu coordinación..., es decir, el conocimiento y uso de
tu cuerpo.
- Quemarás esas calorías que
ingerimos de más con los alimentos, y así puedes mantener a raya a las grasas
evitando el exceso de peso para tu edad.
- Desconectarás de tu rutina
diaria, dejando
de lado los problemas y estrés y te sentirás más a gusto contigo mismo.
Además, descansarás mejor por las noches.
- Adoptarás hábitos de higiene
correctos: la
ducha después de hacer ejercicio, el aseo, el cambiarnos de ropa...
- Al hacer deporte conocerás
nuevos amigos que tendrán tus mismas inquietudes por el deporte y
la vida sana.
- El ejercicio físico nos
evita un buen número de enfermedades, ya que el cuerpo está preparado
para hacer frente a cualquier pequeño problema que se nos presente.
Las personas que tienen enfermedades crónicas, pueden
mejorar su estado de salud gracias al ejercicio físico adecuado.
www.mundoeduca.es/ejerciciosalud/.../saludbeneficios.rtf
http://merindadescomuneras.blogspot.com.es/2011/07/actividad-fisica-o-sedentarismo.html
LOS DEPORTES MÁS COMPLETOS PARA ESTAR EN FORMA
Practicar deporte es una de las formas más
sanas y divertidas de estar en forma. Si salir a correr o caminar te resulta
aburrido, hay disciplinas individuales y grupales que, además de entrenar todo
el cuerpo, permiten despejar la mente y pasar un rato agradable en
socialización con otros deportistas. Conoce cuáles son los deportes más
beneficiosos para trabajar diversas zonas musculares o lograr determinados.
NATACIÓN
Suele decirse que la
natación es el deporte más completo. Y es cierto: además de sus beneficios son
numerosos, de trata de una actividad excelente para personas que, por razones
físicas o de salud, no pueden realizar otros deportes. Ello se debe a que la
natación no es un deporte de impacto, por lo que no tiene repercusiones
negativas en las articulaciones, a diferencia de los deportes “terrestres”.
Boxeo
Para
disfrutar los beneficios del boxeo no es necesario pelear sobre un ring como
los boxeadores profesionales. Cada día se ven más gimnasios que apuntan al
boxeo recreativo, donde se enseñan los movimientos básicos de la disciplina
pero sin llegar al enfrentamiento.
Este
boxeo se acerca más a la gimnasia aeróbica, y de hecho es un ejercicio aeróbico maravilloso, que mejora la
circulación, permite quemar grasas y acondiciona todos los músculos. Los
huesos, articulaciones y ligamentos se hacen más resistentes ante las lesiones,
mientras que los pulmones aumentan su capacidad. A ello se suma la gran
liberación de tensiones a través de las sesiones de entrenamiento.
Tenis
Como
ejercicio aeróbico, el tenis también produce los resultados positivos de la
natación y el boxeo: adelgazamiento, mejora de la circulación, mayor capacidad
pulmonar. La necesaria coordinación y atención que requiere este apasionante
juego estimula el sistema motriz como pocas disciplinas. Al ser un deporte de
alto impacto, las personas con problemas de articulaciones o lesiones en la
columna deben consultar al médico antes de comenzar a practicar tenis.
Ciclismo
No hay ejercicio más simple y con tantos
beneficios como la bicicleta. Salir a hacer carretera en bici es un placer en
sí mismo, recorriendo paisajes nuevos y despejando todas las preocupaciones. Si
no tienes la posibilidad de salir a hacer kilómetros al aire libre, siempre
puedes optar por la bicicleta ergonómica fija, más práctica para la agitada
vida diaria actual.
http://www.universobelleza.com/los-deportes-mas-completos-para-estar-en-forma/
Cuentos
LA POCIÓN DE LA MALA VIDA
Hace
muchos, muchos años, todas las personas estaban fuertes y sanas. Hacían comidas
muy variadas, y les encantaban la fruta, las verduras y el pescado; diariamente
hacían ejercicio y disfrutaban de lo lindo saltando y jugando. La tierra era el
lugar más sano que se podía imaginar, y se notaba en la vida de la gente y de
los niños, que estaban llenas de alegría y buen humor. Todo aquello enfadaba
terriblemente a las brujas negras, quienes sólo pensaban en hacer el mal y fastidiar
a todo el mundo.
La peor
de todas las brujas, la malvada Caramala, tuvo la más terrible de las ideas:
entre todas unirían sus poderes para inventar una poción que quitase las ganas
de vivir tan alegremente. Todas las brujas se juntaron en el bosque de los
pantanos y colaboraron para hacer aquel maligno hechizo. Y era tan poderoso y
necesitaban tanta energía para hacerlo, que cuando una de las brujas se
equivocó en una sola palabra, hubo una explosión tan grande que hizo
desaparecer el bosque entero.
La
explosión convirtió a todas aquellas malignas brujas en seres tan pequeñitos y
minúsculos como un microbio, dejándolas atrapadas en el líquido verde de un
pequeño frasco de cristal que quedó perdido entre los pantanos.
Allí
estuvieron encerradas durante cientos de años, hasta que un niño encontró el
frasco con la poción, y creyendo que se trataba de un refresco, se la bebió
entera. Las microscópicas y malvadas brujas aprovecharon la ocasión y aunque
eran tan pequeñas que no podían hacer ningún daño, pronto aprendieron a cambiar
los gustos del niño para perjudicarle. En pocos días, sus pellizquitos en la
lengua y la boca consiguieron que el niño ya no quisiera comer las ricas
verduras, la fruta o el pescado; y que sólo sintiera ganas de comer helados, pizzas,
hamburguesas y golosinas. Y los mordisquitos en todo el cuerpo consiguieron que
dejara de parecerle divertidísimo correr y jugar con los amigos por el campo y
sólo sintiera que todas aquellas cosas le cansaban, así que prefería quedarse
en casa sentado o tumbado.
Así su
vida se fue haciendo más aburrida, comenzó a sentirse enfermo, y poco después
ya no tenía ilusión por nada; ¡la maligna poción había funcionado! Y lo peor de
todo, las brujas aprendieron a saltar de una persona a otra, como los virus, y
consiguieron que el malvado efecto de la poción se convirtiera en la más
contagiosa de las enfermedades, la de la mala vida.
Tuvo que
pasar algún tiempo para que el doctor Sanis Saludakis, ayudado de su
microscopio, descubriera las brujitas que causaban la enfermedad. No hubo
vacuna ni jarabe que pudiera acabar con ellas, pero el buen doctor descubrió
que las brujitas no soportaban la alegría y el buen humor, y que precisamente
la mejor cura era esforzarse en tener una vida muy sana, alegre y feliz. En una
persona sana, las brujas aprovechaban cualquier estornudo para huir a toda
velocidad.
Desde
entonces, sus mejores recetas no eran pastillas ni inyecciones, sino un
poquitín de esfuerzo para comer verduras, frutas y pescados, y para hacer un
poco de ejercicio. Y cuantos pasaban por su consulta y le hacían caso,
terminaban curándose totalmente de la enfermedad de la mala vida.
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Ganar o
perder
Pepito odiaba perder a lo que fuera. Sus
papás, maestros y muchos otros decían que no sabía perder, pero lo que pasaba
de verdad es que no podía soportar perder a nada, ni a las canicas. Era tan
estupendo, y se sentía uno tan bien cuando ganaba, que no quería renunciar a
aquella sensación por nada del mundo; además, cuando perdía, era justo todo lo
contrario, le parecía lo peor que a uno le puede ocurrir. Por eso no jugaba a
nada que no se le diera muy bien y en lo que no fuera un fenómeno, y no le
importaba que un juego durase sólo un minuto si al terminar iba ganando. Y en
lo que era bueno, como el futbolín, no paraba de jugar.
Cuando llegó al colegio Alberto, un
chico nuevo experto en ese mismo juego, no tardaron en enfrentarse.
Pepito se preparó concentrado y serio,
dispuesto a ganar, pero Alberto no parecía tomárselo en serio, andaba todo el
rato sonriente y hacía chistes sobre todo. Pero era realmente un fenómeno,
marcaba goles una y otra vez, y no paraba de reír. Estaba tan poco atento, que
Pepito pudo hacerle trampas con el marcador, y llegó a ganar el partido. Pepito
se mostró triunfante, pero a Alberto no pareció importarle: "ha sido muy
divertido, tenemos que volver a jugar otro día".
Aquel día no se habló de otra cosa en el
colegio que no fuera la gran victoria de Pepito. Pero por la noche, Pepito no
se sentía feliz. Había ganado, y aún así no había ni rastro de la sensación de
alegría que tanto le gustaba.
Además, Alberto no se sentía nada mal
por haber perdido, y pareció disfrutar perdiendo. Y para colmo al día siguiente
pudo ver a Alberto jugando al baloncesto; era realmente malísimo, perdía una y
otra vez, pero no abandonaba su sonrisa ni su alegría.
Durante varios días observó a aquel niño
alegre, buenísimo en algunas cosas, malísimo hasta el ridículo en otras, que
disfrutaba con todas ellas por igual. Y entonces empezó a comprender que para
disfrutar de los juegos no era necesario un marcador, ni tener que ganar o
perder, sino vivirlos con ganas, intentó hacerlo bien y disfrutando de aquellos
momentos de juego.
Y se atrevió por fin a jugar al
escondite, a hacer un chiste durante un partido al futbolín, y a sentir pena
porque acabara un juego divertido, sin preocuparse por el resultado. Y sin
saber muy bien por qué, los mayores empezaron a comentar a escondidas, "da
gusto con Pepito, él sí que sabe perder"
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